La tragedia
de Medea esta vista como una historia
de sufrimientos, amores y venganza. El personaje principal, Medea, tiene el
defecto de la crueldad, la manipulación y la discordia. La tragedia aparece
como un escenario de lucha que provoca rupturas y restablecimientos de un orden
resquebrajado. La trama será un capo de batalla entre diferentes tensiones:
entre el amor pasión y el amor por conveniencia, entre la apariencia y a
realidad y muchas otras más.
Medea es la
esposa de Jasón con quien tiene dos hijos. Medea es llevada por los celos al
enterarse de que su esposo decide casarse con la princesa Glauce, hija de
Creonte. La tristeza, la ira y el desconsuelo, la llevan a la crueldad y a la
venganza.
En un
principio, Medea se muestra ante la mirada de Creonte como víctima y sufrida,
ya que oculta su perfil de malvada y arpía al saber que el rey la quiere
desterrar. “Medea: ¡Ay ay!¡Completa es mi desventura! ¡Muerta soy! Ya mis
enemigos todas las velas y no hay remedio contra estos males. Pero dime, ¡Oh
Creonte! A pesar de tu odioso comportamiento ¿Por qué me destierras?” Su
intención, con esta personalidad es conseguir que el rey no la destierre, y
quedarse un tiempo más para cumplir con su plan de venganza.
Por otro
lado, en el primer dialogo con Jasón, Medea se muestra tal cual es con ira y
pasión y le plante a la injusticia por haberle dado tanto a Jasón y este no
haberle devuelto nada, ya que todo lo que Jasón había logrado, todos sus objetivos
habían sido gracias a Medea. Jasón no reconoce nada y le advierte que está
siendo desterrada por sus actos: “Medea: insúltame que aquí tienes un refugio y
no huiré abandonada”
Jasón: tú misma
lo has elegido, no acuses a nadie”
Luego, de
esta discusión, Medea comienza a planear obsequiarle unos regalos envenenados a
la hija del rey, futura esposa de Jasón, como venganza.
Para
continuar con su plan, vuelve a encontrarse con Jasón, pero esta vez con una personalidad
débil, humillada y arrepentida o todo lo que le había dicho en su primer
dialogo. Acá Medea se disculpa y le da la razón y termina diciendo que quiere
obsequiarle unos regalos de bodas por medio de sus hijos.
En el tercer
y último dialogo, cuando ya ha su venganza logrado, Jasón se ve triste y débil
por haberse quedado sin su pareja y sin sus hijos, en tanto Medea casi victoriosa
con sus dos hijos muertos, aprovecha la oportunidad para castigarlos a estos
pobres por el abandono de su padre.
“Medea: oh
hijos! ¡Como habéis muerto por culpa de vuestro padre! Por su injusticia y su
segundo matrimonio”
Antes de
partir hacia la ciudad de Atenas, Medea le niega a Jasón hacer el duelo y
enterrar a sus hijos. Esta huye, entonces, en compañía de Egeo.
En conclusión, podemos afirmar que la pasión y los impulsos
de Medea la llevan a la capacidad de actuar a baso de lo insensato. Claro que
ni sus hijos ocupan tan solo un rincón en el alma de esta hechicera, ya que la
muerte de estos es utilizada para finalizar este plan de venganza hacia Jasón.
Mejor...
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